EL CATOLICISMO: UNA IGLESIA EN DESCOMPOSICIÓN
Por
Jenny Londoño López
Cientista
social, historiadora y escritora
El cristianismo
primitivo surgido en la misma entraña del Imperio Romano, tenía en sus orígenes
un carácter ascético, por lo cual cobró notable influencia en Europa predicando
la moralidad, la honestidad, la templanza, la humildad, el amor al prójimo, en
suma la espiritualidad de la humanidad.
Pero la institucionalización de la nueva religión y el desarrollo de su
creciente poder económico y político, arrancado con guerras fratricidas,
traiciones y expropiaciones dieron al traste con aquellos principios.
El ascetismo
fue abandonado en beneficio de una vida muelle y cómoda. El
Papa, se convirtió en un rey de la cristiandad y los obispos pasaron a
vivir como príncipes, en ricos palacios y rodeados de una corte dispendiosa y
relajada. A partir de la Edad Media la
vida del clero era una constante rochela. Por eso Infessura decía: “que tal era
la vida de los sacerdotes y de los miembros de la Curia (Corte Romana) que
apenas si se encontraba uno que no tuviera una concubina, a lo menos una
cortesana, para mayor gloria de Dios y de la Fe Cristiana” (Funck-Brentano, El
Renacimiento, 134). Y Jacob Burckhardt
señalaba: “Todo respeto humano ha desaparecido.
¡Cuántos estupros! ¡Cuántos incestos! ¡Cuánta torpeza entre los hijos y
las hijas! ¡Cuántas cortesanas en el Palacio de San Pedro y verdaderas bandas
de alcahuetes: un lupanar es más decente.
La mayor parte de los conventos se han convertido en casas de
tolerancia”. (Burckhardt, “La Cultura del Renacimiento en Italia”, 100).
La corrupción era también en el
nivel económico. El Vaticano llegó a ser
un Estado millonario, donde se dilapidaban grandes fortunas en la satisfacción
de los placeres de la carne. Fortunas conseguidas con la expoliación de
millares de siervos, que laboraban en las propiedades del pontificado, situadas
en toda Europa feudal. La Iglesia de Roma realizó guerras de despojo contra
otros pueblos cristianos como los ortodoxos de los Balcanes y el Medio Oriente
y repartió favores y bulas pontificias que garantizaban el acceso al cielo
pagándole con oro al pontífice.
La Iglesia se alió con
terratenientes feudales y príncipes para explotar de mejor manera a los
campesinos y el enorme poder espiritual de la Iglesia sirvió para sujetar a los
explotados y oprimidos, intentando detenerlos en sus levantamientos y
exigencias de libertad, de remuneración justa por sus productos, de una mejor
vida. La Iglesia ofrecía que, a cambio de todo su sufrimiento terrenal se contentaran
con un paraíso que supuestamente los esperaría después de su desdichada muerte.
En la elección de los altos pontífices de la Iglesia, desde Sixto IV hasta
Pablo IV, no hubo un solo papa elevado legítimamente al trono de San Pedro.
Todas las elecciones estaban manchadas de “simonía”, esto quiere decir, que
fueron compradas.
Cuando los plebeyos mortales
hemos podido ir a conocer el Vaticano, tras un largo ahorro, nos hemos quedado
boquiabiertos contemplando la magnificencia del palacio en el que vive el Papa
y el Estado Vaticano cargado de obras de arte, muchas de ellas arrebatadas a
través de la guerra o simplemente pagadas con el dinero que recibían de toda la
“cristiandad” del mundo que, capitaba permanentemente a sus altas jerarquías.
Este sí que ha sido el mejor negocio de todas las épocas.
¿Y qué podríamos decir de las
épocas recientes? En primer lugar, que la Iglesia ha seguido defendiendo los
intereses de los ricos, de los poderosos, del capitalismo, del imperialismo y
del neoliberalismo, en todos los países. En segundo lugar, que sus riquezas son
ahora mayores que nunca. En tercer lugar, que se halla desprestigiada por haber
defendido durante siglos a los pedófilos que hacían parte de sus huestes. Ciertamente
que se han preocupado mucho de que no salgan a la luz los escándalos, por la
proliferación de denuncias contra curas pedófilos, pero nadie puede tapar el sol con un dedo. Sabemos que han pagado millones para que los
acusadores no desprestigien a los sacerdotes, que han destruido las vidas de
centenares de niños y niñas, de jóvenes estudiantes y seminaristas, que
confiaron en sus dulces y redentoras palabras.
¿Y qué decir de las múltiples denuncias
sobre la corrupción? ¿Y no sólo en asuntos económicos al interior del Vaticano,
sino de los escándalos sexuales? El desenfreno de las orgías a puertas
cerradas? ¿El secuestro y encierro de la joven Emmanuela Orlandi, en 1983,
quien fue violada permanentemente en rituales perversos, hasta llegar a asesinarla?
Las noticias salieron en todos los periódicos italianos y no fueron rebatidas. Y
antes de la elección de Francisco I, el Papa Benedicto XVI declaraba que la
Inquisición fue un gran progreso y que él se congratulaba de ser llamado “El
gran Inquisidor”. Y para completar, el último escándalo mediático fue el del Banco
del Vaticano lavando el dinero de la mafia italiana.
La Iglesia Católica es una
congregación mundial que mantiene concepciones, leyes y reglamentos de la época
medieval. En pleno Siglo XXI, mantiene la imposición del celibato a los
sacerdotes, y ellos han tenido que mantener una vida amorosa escondida y
vergonzante, y han terminado llenando de hijos no reconocidos al planeta o
abusando de niños, niñas y jóvenes.
La Iglesia ha negado todos los
derechos a las mujeres, a lo largo de toda su historia. Y lo increíble es que
las mujeres, siempre han sido la mayoría de los creyentes y son las que
sostienen la institución religiosa, porque tienen una participación permanente en los oficios religiosos y actividades eclesiales y además forman a sus hijos/as para el catolicismo. Pero a cambio, no se les permite ser
ministras de la Iglesia. Y en relación con sus derechos específicos, las
mujeres son las más vapuleadas por la Iglesia Católica, que no reconoció jamás el derecho de una pareja a divorciarse, en ninguno de los casos, incluso cuando son víctimas
de la violencia más exacerbada, cuando existe abandono del esposo, cuando el esposo no responde a sus obligaciones económicas con la esposa y la prole. Existe en cambio la nulidad matrimonial que responde a otras causales, como engaño en la identidad del contrayente, coacción grave para que se realice el matrimonio, o negarse a tener hijos, entre otras causales que fueron instauradas en épocas muy antiguas y que en la mayoría de los casos nunca llega a cumplirse, pues siendo la Iglesia una institución imperial, los casos de nulidad deben ser remitidos a Roma y de demoran mucho los expedientes y su resolución.
La Iglesia nunca reconoció a las mujeres el derecho a tomar sus propias decisiones sobre su sexualidad y sobre su maternidad. La Iglesia ha sido la institución más esclavizadora de la mujer, de la cual solo se exige que tenga hijos cada año, no importa si está enferma o mal alimentada, su función es la de paridora de hijos. ¿Será con el objeto de que aumente la pobreza?, pues ellos saben que solo podrán sobrevivir mientras exista miseria e ignorancia (que van de la mano) y por eso jamás (con honrosas excepciones) apoyaron revoluciones o líderes que estén dispuestos a combatir la pobreza y a crear naciones más solidarias. Recordemos cómo trató la alta jerarquía eclesiástica a los ideólogos de la Teología de la Liberación: expulsándolos de sus filas. ¿Qué pasó con el sacerdote colombiano Camilo Torres? ¿A quien, según las malas lenguas, los mismos curas denunciaron, para que fuera "ajusticiado" por el ejército colombiano?
La Iglesia nunca reconoció a las mujeres el derecho a tomar sus propias decisiones sobre su sexualidad y sobre su maternidad. La Iglesia ha sido la institución más esclavizadora de la mujer, de la cual solo se exige que tenga hijos cada año, no importa si está enferma o mal alimentada, su función es la de paridora de hijos. ¿Será con el objeto de que aumente la pobreza?, pues ellos saben que solo podrán sobrevivir mientras exista miseria e ignorancia (que van de la mano) y por eso jamás (con honrosas excepciones) apoyaron revoluciones o líderes que estén dispuestos a combatir la pobreza y a crear naciones más solidarias. Recordemos cómo trató la alta jerarquía eclesiástica a los ideólogos de la Teología de la Liberación: expulsándolos de sus filas. ¿Qué pasó con el sacerdote colombiano Camilo Torres? ¿A quien, según las malas lenguas, los mismos curas denunciaron, para que fuera "ajusticiado" por el ejército colombiano?
Lo peor, es la reivindicación de sus
“dogmas de Fe” que desvirtúan el pensamiento lógico y todos los avances de la ciencia y de la
humanidad. No deberían existir instituciones ni creencias ahistóricas y
dogmáticas, en el mundo científico actual, porque resulta un engaño para todos
y, en especial, para las masas más empobrecidas, aquellas que no pudieron
educarse, pero sobre la ignorancia campea facilmente la superstición. Y es deplorable la utilización abusiva de las personas crédulas para
mantener el estatus de un papa, que vive como un rey, de unos cardenales que
viven y ganan como ministros de Estado, y de unos obispos que han vivido en la
riqueza y en la abundancia, en todo el mundo, por el apoyo económico de sus millares
de adherentes en todo el mundo.
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