martes, 16 de septiembre de 2008

REFLEXIONES SOBRE EL USO DE LA BIBLIA

La gran mayoría de religiones del mundo posee unos libros sagrados que fueron escritos, supuestamente, por varones inspirados por su Dios, en tiempos inmemoriales, y que recogían el pensamiento de aquellas épocas sobre la “moral individual o colectiva”. Todos esos libros son valiosos para la historiografía en tanto nos permiten conocer cómo pensaban y cómo regulaban los comportamientos de hombres y mujeres en aquellas antiguas sociedades patriarcales.
Sin embargo, pretender seguir orientando, dirigiendo y obligando a las personas y, en especial a las mujeres, a regirse por aquellos códigos del pasado lejano, resulta absolutamente desquiciado, absurdo, ahistórico, inmoral. Las sociedades patriarcales justificaron en todo momento en sus códigos legales, sus concepciones sobre las relaciones entre hombres y mujeres, de acuerdo a los prejuicios de la época. De este modo, las libertades sexuales de los hombres eran exaltadas, mientras la dependencia y sumisión de las mujeres era garantizada a través de sanciones y castigos consuetudinarios, que fueron moldeando la conducta femenina, a lo largo de siglos.
Las sociedades patriarcales y quienes ejercían el poder: las familias de los nobles y ricos, justificaban en las leyes, en la religión y en la administración de lo público y lo privado, sus retardatarias y misóginas concepciones.
Del mismo modo, las religiones creadas en esos tiempos, recogieron las concepciones y normas de las épocas en que fueron creadas. La gravedad de este asunto es que, las sociedades siguieron evolucionando, las concepciones fueron cambiando, los códigos y leyes fueron actualizándose, conforme cambiaban los tiempos, pero las religiones siguieron sustentando los mismos textos escritos en el pasado. En el caso de la religión Católica-Romana, y las Evangélicas, la Biblia es un libro que da cuenta de los horrores de la sociedad patriarcal que la acunó. Sin embargo, estas Iglesias siguen enseñando, defendiendo e imponiendo a sus feligreses/as esas viejas, machistas, discriminatorias y ya anquilosadas concepciones y normas.
Para ayudar en esta reflexión, transcribo un texto que ilustra con gran maestría lo que ocurre cuando, se pretende seguir rigiendo la vida de los seres humanos con un tratado religioso que representa el pasado remoto: “Laura Schlessinger es una conocida locutora de radio de Estados Unidos que tiene un programa en el que da consejos en directo a los oyentes que llaman por teléfono. Recientemente saltó la polémica cuando la presentadora atacó a los homosexuales. Ella dijo que la homosexualidad es una abominación, ya que así lo indica la Biblia en el Levítico, versículos 18:22, y por tanto, no puede ser consentida bajo ninguna circunstancia. Lo que a continuación transcribimos es una carta abierta dirigida a la Dra. Laura, escrita por un residente en los Estados Unidos, que ha sido hecha pública en Internet.”
“Querida doctora Laura:
Gracias por dedicar tantos esfuerzos a educar a la gente en la Ley de Dios. Yo mismo he aprendido muchísimo de su programa de radio e intentocompartir mis conocimientos con todas las personas que me es posible. Por ejemplo, cuando alguien intenta defender el estilo de vida homosexual me limito tan sólo a recordarle que el Levítico, en sus versículos 18:22, establece claramente que la homosexualidad es una abominación.
De todas formas, necesito algún consejo adicional de su parte, respecto a algunas otras leyes bíblicas en concreto y cómo cumplirlas:
1) Me gustaría vender a mi hermana como esclava, tal y como indica el Éxodo, 21:7. En los tiempos que vivimos, ¿qué precio piensa que sería el más adecuado?
2) El Levítico 25:44, establece que puedo poseer esclavos, tanto varones como hembras, mientras sean adquiridos en naciones vecinas. Un amigo mío asegura que esto es aplicable a los mejicanos, pero no a los canadienses. ¿Me podría aclarar este punto? ¿Por qué no puedo comprar canadienses?
3) Sé que no estoy autorizado a tener contacto con ninguna mujer mientras esté en su período de impureza menstrual (Lev. 5:19-24). El problema que se me plantea es el siguiente: ¿cómo puedo saber si lo están o no? He intentado preguntarlo, pero bastantes mujeres se sienten ofendidas.
4) Tengo un vecino que insiste en trabajar en el sábado. El Éxodo 35:2, claramente establece que ha de recibir pena de muerte. ¿Estoy moralmente obligado a matarlo yo mismo? ¿Me podría apañar usted este tema de alguna manera?
5) En el Levítico 21:20, se establece que uno no puede acercarse al altar de Dios si tiene un defecto en la vista. He de confesar que necesito gafas para leer. ¿Mi agudeza visual tiene que ser del 100%? ¿Se puede relajar un poco esta condición?
6) La mayoría de mis amigos (varones) llevan el pelo arreglado y bien cortado, incluso en la zona de las sienes, a pesar de que esto está expresamente prohibido por el Levítico 19:27. ¿Cómo han de morir?
7) Sé gracias al Levítico 11:6-8, que tocar la piel de un cerdo muerto meconvierte en impuro. Aún así, ¿puedo continuar jugando al fútbol si me pongo guantes?
8) Mi tío tiene una granja. Incumple lo que se dice en el Levítico19:19, ya que planta dos cultivos distintos en el mismo campo, y también lo incumple su mujer, ya que lleva prendas hechas de dos tipos de tejidos diferentes (algodón y poliéster). Él, además, se pasa el día maldiciendo y blasfemando. ¿Es realmente necesario llevar a cabo el engorroso procedimiento de reunir a todos los habitantes del pueblo para lapidarlos?
(Lev. 24:10-16). ¿No podríamos sencillamente quemarlos vivos en una reunión familiar privada, como se hace con la gente que duerme con sus parientes políticos? (Lev. 20:14).
Sé que usted ha estudiado estos asuntos con gran profundidad, así que confío plenamente en su ayuda. Gracias de nuevo por recordarnos que la palabra de Dios es eterna e inmutable.”

Creo que esta carta me exime de más explicaciones para decirle a la cúpula Católica-Romana, y a las Iglesias evangélicas, apostólicas y de otras denominaciones, que se requiere de manera urgente que, guarden sus Biblias como una reliquia de sus orígenes, y que se dispongan a trabajar de manera urgente en un nuevo documento religioso, que recoja las nuevas concepciones del mundo, los avances científicos y tecnológicos, a los cuales han sido tan reacios, y las nuevas concepciones que han iluminado las Declaraciones de Derechos Humanos que hoy se aplican a nivel internacional. Por nuestra parte, debemos reconocer que en los últimos años, la Iglesia Romana no ha vuelto a quemar a los científicos, herejes y otros disidentes, aunque sabemos que siempre toman partido en las guerras y conflictos de los países, a favor de los más poderosos, tradición difícil de olvidar en la larga y oscura historia del Vaticano.

Esperemos que las mujeres, del mundo, en cuya profunda espiritualidad descansa -en realidad- el futuro de todas las Iglesias, despierten de la larga y dolorosa pesadilla de la opresión milenaria y le pongan punto final.

No hay comentarios: